Si, soy enfermera.

Harta. Harta de que se infravalore mi futura profesión y con ello se me infravalore a mí. Harta de que todo el mundo juzgue sin tener idea alguna de lo que significa esto. De que hablen y antepongan otras profesiones antes que la tuya. Ninguna es más importante, todas son necesarias. Estoy hablando de la enfermería. La enfermería es una profesión que solo los que se dedican a ello son conscientes de su importancia. Enfermería es algo más que poner vacunas y sacar sangre. También estoy harta de que me pregunten: ¿y no puedes cambiarte a medicina?, pues si mira podría cambiarme si quisiera porque capacidad tengo de sobra pero es que me encanta mi carrera y me va a encantar ser enfermera toda mi vida, quizá no cobre tanto como un médico pero te aseguro que seré mucho mas feliz con mi trabajo que muchos de ellos.  Enfermería es, como alguna teórica importantísima dijo un día: ser las manos de un manco, los ojos del invidente, las piernas del tullido, el medio de locomoción para el recién nacido y la consciencia del inconsciente. Enfermería es escuchar, cuidar, acompañar y ayudar a morir, ayudar a vivir con dignidad y lograr la independencia de aquellos que la perdieron. Suplir las necesidades de todos aquellos que lo necesiten. Ser aquello que falta y es necesario en la vida. Enfermería tiene que saber, además, en algún momento determinado, diagnosticar y saber cómo actuar en caso de emergencia. No nos regalan la carrera (como muchos piensan) ya que trabajamos con personas y somos personal totalmente necesario en  hospital. Porque ser enfermera significa amar a las personas por encima de todo y desear que estén lo mejor posible. Ponerles tu mejor sonrisa, aunque no te correspondan. Como dice mi profesora, tenemos que hacernos oír y reivindicar nuestra profesión y hacer saber a todo el mundo que la nuestra es la profesión más bonita del mundo. Que enfermería, no es medicina de segunda, es cuidado de primera.

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